«El que se halle en un beneficio sin libros se halla en una soledad sin consuelo, en un monte sin compañía, en un camino sin báculo, en unas tinieblas sin guía.»

Juan de Palafox y Mendoza

Las palabras “libro” y “lectura” son curiosas. Poseen implicaciones y sentidos muy particulares para los individuos: obligación, trauma y disgusto para algunos; placer y disfrute para otros.

Escritores profesionales han decidido hacer de la narrativa su modo de vida, amateurs luchan cotidianamente para construir el suyo de esa manera, pero para el “hombre de a pie” la forma de acercarse a la lectura es muy distinta. Puede ser una cosa ajena y oscura o resultar más atractiva e interesante.

Para leer no requieres comprar un libro, ni ser un experto en literatura. Para disfrutar una obra narrativa no es indispensable que te recomienden un texto o te lo regalen y prometas dedicarte religiosamente a su lectura diaria. Para disfrutar de las delicias de la lectura, por más extraño que parezca, no hace falta leer.

El cine, teatro, performance y la instalación se han servido de los libros para ampliar sus discursos y a su vez, la lectura se ha podido acercar a las personas a través de otras formas del arte. Incitar a la lectura y seducir para que se lean libros sin importar su extensión o género, encuentra muchos caminos que no necesariamente tienen que ver con las letras, pero sí con la palabra. Leer sólo te pide escuchar, observar y sentir.

Lecturas en voz alta de grandes obras, homenajes a escritores (como Edgar Allan Poe y Cortazar), conciertos, monólogos, trueque de libros, cine, teatro, libros libres y obsequios en forma de rosas acompañando la compra de ejemplares; son las formas en que la ciudad de México celebrará el Día Internacional del Libro y también hace votos por despertar en los espectadores la inquietud para adquirir un libro a través del acercamiento con otras manifestaciones culturales. La Secretaría de Cultura del DF y la UNAM han preparado los eventos más signficativos.

23 abril se eligió para celebrar a los libros y la lectura a nivel internacional porque, según distintos calendarios, este día habrían fallecido tres importantes figuras de la literatura universal: William Shakespeare, Garcilaso de la Vega y Miguel de Cervantes.

Como todos los “Días de…” el logro de su cometido será un análisis que deberá hacerse desde el impulso personal de encontrar el placer por leer no sólo en el papel sino en la calle, en el celuloide, en la voz y en la escena teatral… ahí donde la lectura parece no estar y a pesar de ello; nos invita de una forma sutil a abrir un libro y disfrutarlo quizá, por primera vez en nuestra vida.

 

Programa Secretaría de Cultura  DF «Día Mundial del Libro»

Programa UNAM «Fiesta del Libro y la Rosa»

 

 

 

La poesía ocurre como un accidente, un atropello, un enamoramiento, un crimen; ocurre diariamente, a solas, cuando el corazón del hombre se pone a pensar en la vida. 

Vista, sentida así, la poesía es una verdadera maldición -y, claro, por momentos, una verdadera bendición. Sólo quedamos tranquilos cuando deshuesamos el poema, cuando le rompemos el espinazo y, por supuesto, nunca lo logramos. Siempre continúan las malditas palabras tan fuertes, tan inamovibles, tan necesarias como el aire.

Jaime Sabines

 

Lo que sucede con los escritores –y en general con cualquier creador- cuando se decide homenajearlos por la conmemoración de su muerte o los festejos de su natalicio, es que  todos se vuelcan hacia lo que pareciera un repentino entusiasmo en torno a su obra y figura.

Por todos lados, cientos de personas levantan la mano para proclamarse como sus más asiduos seguidores. Autonombrados fans, llevan consigo un ejemplar viejísimo que hallaron por razones desconocidas –aunque obvias- en su casa o la reedición de su obra más sobresaliente. Llenan,  producto de la admiración sintética, librerías o salas de exhibición donde se venda o exhiba, alguna cosa que lleve el nombre del “autor en turno”.

 2009 es el año de Jaime Sabines con motivo de su décimo aniversario luctuoso. Aunque los homenajes se han realizado de formas muy diversas; recordándolo en radio, televisión y distintas partes de la república con eventos oficiales, Chiapas –estado del que fuera originario el poeta- ha llevado a cabo la mayor celebración para recordar la vida y obra de uno de los más entrañables y prolíficos poetas mexicanos.

Jaime Sabines Gutiérrez nació en Tuxtla Gutiérrez un 25 de marzo de 1926. En 1945 se mudó a la capital mexicana para estudiar medicina, hecho que contaría después como “un fracaso total y la mayor tragedia de su vida” pues su camino estaba en las letras.

Directas –no sólo en el lenguaje, sino en la emoción- son las once obras que constituyen sus publicaciones, editadas también en otros idiomas como el árabe, chino e inglés más muchos de sus poemas leídos en voz alta por él mismo y archivados en audio o video. Dos nuevos libros saldrán a la venta. Uno de ellos recopilará las cartas y poemas que Sabines escribió a su esposa Josefa Rodríguez. El segundo será el compendio de los versos escritos por el poeta antes de su muerte el 19 de marzo de 1999. 

Escribió y vivió mucho. Poeta lírico, nunca perdió el ritmo en sus versos que se atrevían a decir mucho más de lo que otros siquiera se han permitido pensar. Poesía honesta sin miramientos, así es la de Sabines; escritor que hallaba en los novelistas a los mejores maestros. 

Los versos de Sabines son vigorosos y sin rodeos, explicación de que un autor sincero y nada complaciente consigo mismo, logra serlo también con sus lectores. Si pudiéramos pensar en el mejor homenaje para un escritor, seguramente ese sería la lectura de su obra. Quizá analítica, quizá amorosa… quizá fugazmente fanatizada.


 

Me tienes en tus manos 

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.

 

«Para leer lo bueno es necesario no leer lo malo, por que la vida es corta y el tiempo y las fuerzas limitadas.» 

Arthur Schopenhauer

 

Escapando del cliché que reza sobre la importancia de fomentar  el gusto por la literatura en un país de escasos lectores, en México y alrededor del mundo existe un movimiento que incita no a leer, sino a compartir lo que se lee. Un experimento transfronterizo propone  no  adquirir un libro por el gusto o necesidad de poseerlo para el propio enriquecimiento espiritual e intelectual, sino a despojarse de él para hacer a otros, partícipes de las delicias de la lectura.

El 11 de septiembre del 2003, miles de personas en distintos puntos del planeta cometieron un “Atentado poético”. Se trataba de abandonar un libro en algún lugar público como símbolo de libertad, y tolerancia. Aquel suceso marcó un antecedente para “Libros Libres”, que es el nombre bajo el cual existe este ejercicio de desapego literario.

“Libros Libres” adscrito al movimiento global Bookcrossing, es una organización  que permite a sus usuarios registrados llevar un control de libros para tener un conocimiento exacto del punto en el que son liberados, dejando así, que otros individuos se lancen a la cacería de esos ejemplares. Bookcrossing también proporciona etiquetas para imprimir e identificar a los libros de esta red, puestos en libertad.

A la par, la Organización Mexicana Letras Voladoras, propone “olvidar” libros en sitios públicos los días 7 de cada mes con un método similar, para que otros puedan disfrutar de su lectura. Tras la cristalización de este intento, el movimiento que inició en México con esta organización; se ha extendido con éxito en Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, Holanda, Francia, España y Estados Unidos.

A pesar de que ninguna de estos dos organizaciones cuenta con patrocinios privados o con el apoyo gubernamental, sí ha recibido el auspicio de escritores, editoriales y artistas, que comulgan con la idea de que los libros no sirven de nada si se quedan en el estante.

Los pasos para poner en libertad un libro son sencillos. Puedes seguir el “método institucionalizado” e ingresar a la página de Bookcrossing y registrarte para seguir su procedimiento o hacerlo, con el mismo sistema el día 7 del mes de tu preferencia como lo propone la Organización Letras Voladoras.

Sin embargo, también puedes hacerlo por iniciativa propia cualquier día del mes, sin registro y sin publicar la ubicación exacta donde dejaste el ejemplar. El único requisito es liberar un libro cuya lectura haya sido significativa para ti.

  1. Deja el libro en cuestión en un lugar visible y transitado. Los  parques, teléfonos públicos, centros comerciales y transporte público son sitios excelentes para esta misión.
  2. Escribe en la primera hoja una dedicatoria al lector desconocido,  donde aclares que el ejemplar forma parte del movimiento «Libros Libres». Expresa en esas líneas que el libro le pertenece por el tiempo que tarde en leerlo y que después deberá ponerlo en libertad, de la misma forma que tú lo hiciste, pero en otro lugar distinto. Puedes recomendarle la lectura de una página o párrafo en especial, o dejar una señal visible con un separador.
  3. Se sugiere que escribas tu dirección de correo electrónico como único medio de enlace entre tú y todas las personas que lo encontrarán. Así podrán escribirte y comentar la lectura. 

Libros Libres nos enfrenta al hecho de que la lectura de un buen libro que quizá nos cambie la vida no sea cuestión de buscarlo a él, sino de que él nos encuentre a nosotros, por azares… del destino.