NOS MUDAMOS
27/03/2011
Tamborello comenzó a crear música en 1989 cuando su padre (un saxofonista y flautista de jazz) le compró una caja de ritmos, un secuenciador, un teclado y una grabadora de ocho pistas que le otorgaron la posibilidad de crear música por su cuenta. Tamborello comenzó a trabajar en Dntel desde 1994, pero el primer EP fue lanzado hasta el año 2000 bajo el nombre de Something Always Goes Wrong. El primer larga duración, Life is Full of Possibilities vió la luz en 2001. El último disco de este proyecto fue nombrado After Parties 1 and 2, editado en 2010 por la afamada SubPop.
Paralelamente, el músico se ha involucrado en otros proyectos. Todos alrededor de él y su computadora portátil usada como grabador multitrack, se podrían resumir (y no) como la mezcla de efectos y pedacitos de teclado. En sus proyectos, los años 90 parecen ser la década donde su conciencia cobró plenitud.
Muchos han osado en declarar a James Tamborello como uno de los músicos más ilustres del siglo XXI. En 2003 varios lo conocieron por el afortunado proyecto que cofundó con Ben Gibbard llamado The Postal Service. En esta colaboración el productor de IDM junto con el «rockero indie» de Death Cab for Cutie ni siquiera debían compartir espacio físico para inventar sus canciones.
Tamborello es también parte de Figurine, donde colabora con Meredith y David Figurine, y probablemente sea el proyecto más puramente electrónico que ha creado. Además, bajo el nombre de James Figurine, editó después un disco llamado Mistake, Mistake, Mistake, Mistake donde abraza más al techno que otro género específico.
Mucho podríamos descubrir si dilucidáramos las razones por las cuales Tamborello es un genio inquieto. No se siente feliz en ningún tipo de relación amorosa y a pesar de su pasión por la electrónica, ha declarado que el indie rock es el terreno donde se siente más seguro. La colaboración también es un sello distintivo en todo lo que hace y ello le ha permitido crear collages más o menos constantes.
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«Muchas de las razones por las que tengo tantas colaboraciones vienen de no ser feliz con mis propias habilidades. Mi problema principal con letras de canciones es que no puedo pensar alguna cosa que quiera cantar, la mayoría de las veces. Yo no soy muy bueno hablando, y por lo general sólo doy un tratamiento a la voz como si fuese otro instrumento. Me siento mejor con otras personas cuidando de eso.»
«Nunca he sido muy vivo o abierto emocionalmente. Tiendo a guardarme las cosas dentro y evitar cualquier situación que pueda estresarme. He tenido muy pocas relaciones románticas y he asumido muy pocos riesgos. Así que cuando hago música trato de buscar melodías y sonidos que me provoquen una emoción. Me interesa la melancolía y la tristeza porque ambas parecen mucho más poderosas y concretas que la felicidad o el amor, sentimientos en los que creo que nunca podré confiar.»
…Jimmy también es anfitrión de un programa regular de música en la emisora pública de radio por internet Dublab
Gunaxii lii zica ranaxicabe
gubidxa ne nisaguiee.
Gunaxii lii zica ranaxicabe
diidxa cáyale gasi.
Cadi cuezu’ sti guiruti.
Girá ni zanda ganaxiú
ne chula’dxu’ guidxi layú di’
guirani gule neu ni.
Quiérete como se quiere al sol y a la lluvia.
Quiérete como se quiere a la poesía recién hecha.
No esperes de nadie.
Todo lo que puedes apreciar y querer de ésta tierra,
está dentro de ti.
-Natalia Toledo
La mujer que atiza el carbón de un anafre para calentar tlayudas, es la misma poeta de gesto bravo que puede observarse en fotografías de Blanca Charolet, sosteniendo un par de pescados con los brazos a la altura de las orejas, los pechos descubiertos, menuda y majestuosa diosa zapoteca. Natalia Toledo, la de ojos de terciopelo y rizos libres, la de voz altiva y fuerte, con un acento marcado que refleja los susurros y estridencias de su lengua natal, porque como ella declara: “Ya estoy impregnada de lo zapoteca, de mi abuela, de mi mamá…de todo lo que yo fui primero en la vida”.
Dice uno de sus versos “El Zapoteco siempre fue el único hombre de la casa”. Natalia vivió con su madre y su abuela en Juchitán, Oaxaca, hasta los ocho años, momento en que “decidieron los adultos” y se mudó al Distrito Federal, con su abuela paterna. Pasó del calor de ensueños a una ciudad de concreto, de la libertad juchiteca al encierro citadino. “He tratado de no renunciar a todo eso y he tratado, para sobrevivir en esta ciudad, de escribir en zapoteco, hacer garnachas, tlayudas. No he renunciado a lo que realmente soy”.
Sin embargo, a lo largo de sus 43 años, ha pasado la mayor parte de su vida en la Ciudad de México. Es perceptible cierta nostalgia por su mundo primigenio, que evidencia el olvido de su otra realidad en sus poemas. Sus versos reflejan magia e iguanas calurosas que no dejan sitio a edificios, al metro, a masas de gente, a la ciudad.
¿Cómo se refleja el DF en tu obra?
No. Nulo. No se ve, no se refleja. Tú puedes leer toda mi obra y no hay nada. [La artista responde tajante]
¿Por qué esta ausencia? ¿No lo sientes?
Pues no es algo que tú busques. Simplemente es como volverte poeta: tampoco es algo que yo haya decidido así, de que verdaderamente me senté bajo un tamarindo y decidí “voy a ser poeta mañana”. No, es como una cosa que nace de la necesidad de expresarme, de escucharme, de voltear a verme, de escuchar mis ruidos interiores. El DF está más, tal vez, como espacio en mí, en mi persona: es una afectación psicológica, eso de estar encerrada, de vivir de otra forma. Después de estar en los patios, en las casas que no tienen puertas o que dan a la casa de la vecina y esa casa también la puedes cruzar…esta cosa del límite la conocí hasta que llegue aquí.
Hija de Olga Paz y primogénita del artista plástico Francisco Toledo, Natalia ha estado rodeada de manifestaciones artísticas diversas. Elena Poniatowska la describió como “niña de hechizos”. De la mujer imponente y sus palabras, escribió: “La poesía de Natalia es suave como su mirada, redonda como sus hombros, demandante como sus labios, rizada como las olas que coronan su cabeza, desnuda como sus pezones oscuros. Natalia no anda en los imposibles de la poesía. Recorre el mundo cotidiano y lo asume, observa, siente, respira, suda.”
Creciste inmersa en el arte, ¿Por qué, precisamente, optar por la escritura y en específico por la poesía?
En la casa d mi papá había un señor pintando y en la casa d mi mamá un taller de bordado. Los oficios de mi mamá los aprendí, los heredé. Del lado de la pintura, pues no. Dibujo un poco, pero soy muy elemental. Y, ¡qué bueno que no me dediqué a la pintura! Si no, sería muy mediocre.
Ella puede moldear telas y metales, sabe enredar los colores en sus dedos y fabricar aretes, collares, huipiles, toda la indumentaria típica de las gordas serenas que, adornadas también de trenzas y sensualidad, habitan sus poemas. Sin embargo, al escucharla hablar con la cadencia del didxazá (zapoteco),al oírla arrullar las palabras y canturrearlas en sus labios mientras cocina mole, garnachas, tasajo y bebe sorbos de cerveza, es comprensible su predilección por las letras.
Actualmente se encuentra trabajando en historias sobre el circo. Además, acaba de terminar de escribir un libro para niños, sobre onomatopeyas que registró Juan de Córdova en el siglo XVI. “Utilicé estas onomatopeyas para crear haikús. Hice algunos en zapoteco y en español, obviamente. A mí me parece muy padre esta manera de hablar de los zapotecas que tenemos hasta la fecha, sin pronunciar palabra, únicamente sonidos, y hacer gestos y darle la intención con el cuerpo. Y me pareció que podría ser interesante o simpático para los niños, porque los niños son también muy de ruidos”
¿Qué tan importante son los gestos para la comprensión de esta lengua?
El cuerpo también habla. Los ojos, la connotación que le des a la parte sonora, a veces van acompañados de un gesto. Cuando lo lea el papá o el niño, va a poder hacerlo como él cree que sonaría una rana, una campana. O pensará cómo suenan en su propio idioma, en español: no es lo mismo cuando se cae un gordo que un flaco, o como grita el cochino. Hay unas onomatopeyas súper delicadas: hablan de la arena del tiempo, cuando cae la arena del reloj (Huéhuéhue), cómo camina el dolor en el cuerpo,(Lylilli, pé, pépé), cómo suena el corazón. Estas cosas, que son bellísimas, de mucha delicadeza, son las que registró Juan de Córdova. Ahí estaba parte del trabajo, yo lo único que hice fue ponerle un versito y ya. Lo va a ilustrar mi papá y seguramente buscaremos a quién le interese”
Al preguntar si ya tiene una editorial para este proyecto, la escritora responde con seguridad “No, pero vamos a ver. Ya hice dos libros con el Fondo de Cultura Económica y me gustó mucho”. Natalia habla de El conejo y el coyote (2008) y La muerte, pies ligeros (2005), sus publicaciones más recientes, cuentos ilustrados por Francisco Toledo en ediciones bilingües zapoteca-español.
La poeta de enaguas floreadas y aterciopeladas es testaruda en la difusión de sus versos, de su comida, de sus fragancias, de su Juchitán. “Y si me voy a Australia (que me fui hace poco a una estancia de un mes y medio, a trabajar con un artista aborigen), pues sigo con mi ruido. Como los caracoles, que llevan su propia casa en la espalda”.
Jan Svankmajer es uno de esos genios cuyo poder de creación es fascinantemente aterrador. Sus obras son inexplicables, un acertijo que la razón difícilmente puede responder, sin embargo, siempre logran su cometido: conmover. Sean animaciones, esculturas, marionetas o cualquier otro experimento plástico y/o visual que el artista checo se proponga, consiguen en el espectador un sentimiento que entremezcla sonrisas con dolores de estómago, esos que casi siempre anteceden al acto de vomitar, más un dejo de temor que puede agudizarse con la oscuridad misma de la sala donde se vea su cine.
Svankmajer, de 70 años, es un niño en potencia, que aborrece los premios y las congratulaciones (fiel a la ideología del surrealista), que prefiere alojarse en la soledad de su viudez y su castillo para seguir creando marionetas y seguir licuando las dimensiones de la ficción y la realidad en sus obras fílmicas.
Aunque no lo acepte, él representa un parteaguas en la dinámica cinematográfica y de la animación (más allá de su maestría para usar el stop motion). Howard Phillips Lovecraft, Edgar Allan Poe y hasta Samuel Beckett no dudarían en condecorarlo como su mejor intérprete y, a su vez, Tim Burton y todo ese lado “alternativo” que pudieran representar las animaciones de Pixar, se deben por completo al septuagenario artista, o si no, remitámonos a Fausto y Conspiradores del placer, sus cartas más laureadas, indiscutibles obras maestras que definen la lógica del discurso de la animación y del cine surrealista.
La obra de Svankmajer se puede explicar como un amasijo entre placer, humor y libertad: “de niño fui muy introvertido y me refugié en el teatro de marionetas que mis padres me regalaron… los niños son seres que viven en absoluta libertad, capaces de crear obras sinceras y de verdad artísticas”… de ahí que Svankmajer nunca haya dejado de ser niño.
Ahora puede entenderse que, en sus historias, los cajones hablen, los botes de basura pueda asfixiarse y luego pasearse tranquilamente por las calles, o que las frituras que servirían como botana pudieran dotar de extremo placer nasal a una fémina; el niño que Svankmajer lleva dentro le permite crear una dimensión que no es ni realidad ni ficción, es un desahogo a toda la represión que puede imponer la familia, la sociedad y hasta el régimen de un estado: no olvidar que buena parte de sus guiones para cine siguen enclaustrados, debido a la censura del comunismo que imperó varias décadas en su país natal; apenas unos cuantos han visto la luz, lo que deja de manifiesto que la cosmogonía de Svankmajer apenas está cimentándose…
Conspiradores del placer (Spiklenci slasti):
Meat Love:
Fausto (Faust):
А love message on trash to Sofia, the city that never sweeps…
Este crew amante de los despojos se consolidó en Sofía, Bulgaria, en 2009 y se dedican a hacer arte urbano (en el término exactamente referido): un poco de desperdicios, marcadores, muchos amigos y un índice cero de pretensiones comerciales. Este colectivo especialista en caligrafía documenta todas sus actividades a través de un blog y fotografías en trashloverz.blogspot.com y Dimo Trifonov, un artista multidisciplinario con sede en Sofía, les ha hecho un mini documental sobre sus intervenciones.
[vimeo http://vimeo.com/19864351]
Marginal + Dhear
25/02/2011
Hace unas semanas cumplimos dos años. En esta ocasión fue Dhear el que nos regaló algo de su ilustración para festejar estos 730 días de Marginal.
Kureishi: la convulsión de lo cotidiano
18/02/2011
La juventud es un regalo único, un manojo de vitalidad y energía que tiene un costo muy elevado: alienación, represión, incertidumbre, discriminación… pero que ofrece, al fin y al cabo, el mejor estado ontológico del ser humano: una libertad sonorizada por buenos guitarrazos.
Todo esto evoca la historia de Karim Amir, el protagonista de El buda de los suburbios (The Buddha of Suburbia), novela del escritor británico-pakistaní Hanif Kureishi.
El buda de los suburbios es una obra sincera, que además de hacer que sus lectores regresen a recordar su conflictiva pubertad, sirve como un notable y visceral testimonio de la escena musical inglesa de los 60 y 70, vista desde el ángulo de un inglés que cree “ser inglés de pies a cabeza” pero cuyo color de piel lo delata (ante los xenófobos ojos de los demás ingleses, por supuesto).
La obra cuenta la historia de Karim, un chico que está en el umbral de la edad adulta, actor prometedor que ha vivido una trepidante pubertad, la cual empieza a rememorar con algunos pasajes que definieron su personalidad.
Hijo de padre pakistaní convertido al budismo y de una depresiva madre inglesa, Karim se desenvolverá en medio de un hostil clima de discriminación, fanatismo religioso, disfuncionalidad familiar y precoces aventuras sexuales, en plena efervescencia y choque de dos escenas musicales definitivas para la cultura popular inglesa: el hipismo y el punk.
El buda de los suburbios apesta a autobiográfico: muestra detalles, estancias, viajes, olores, sabores, encantos y desencantos del autor. De Londres a Nueva York, Kureishi critica los personajes de la alta y baja cultura, se esconde tras la alienación de Karim para explicar que, en Inglaterra, los hippies se hicieron punks sin saber que fueron hippies (neoyorkinos) los que sembraron las semillas del movimiento.
Atrevido debut literario de Kureishi, que denota crudeza y agresividad a la hora de hablar sobre caricias y cuerpos, que hace del erotismo un festín de lo cotidiano y, de la música, una evidencia de lo que la industria cultural impone como “la tendencia”: de repente, el amigo, hermanastro y affair de Karim, Charly, observa como un grupo de punketos destruyen un automóvil, en ese momento, decide dejar de ser hippie para abrazar el punk, movimiento que le permitirá convertirse en un famoso rockstar.
Kureishi entrelaza el relato de manera que cada pasaje resulta ampliamente debatible, con una crítica oculta que repudia los prejuicios de la sociedad inglesa. El buda de los suburbios se presenta, entonces, como una novela conmovedora, que ve en lo cotidiano el camino más sinuoso hacia la libertad.
David Bray
09/02/2011
David Bray nació en Dartford, Kent, al sur de Inglaterra. Desde niño tuvo gran inquietud por el dibujo, por lo que estudió diseño gráfico en Londres.
De niño sus dibujos giraban al rededor de travesías espaciales, ahora tratan sobre mujeres y caricaturas que demuestran su ácido humor. Este ilustrador suele trabajar a lápiz, y aunque no rechaza el uso de la computadora, prefiere los naturales ‘accidentes felices’ provocados por el grafito que no pueden ser desechos con el toque de un botón.
Bray tiene una gran cantidad de seudónimos (Bonsey, Dash Braze, Falk Jensen y Lucius Beebe, enre otros), ya que en cada uno de ellos trata de plasmar gustos y lados de su personalidad diferentes. Aunque el dibujo es la principal disciplina que practica, también le gusta realizar otras actividades como collages, fotografía e incluso música. Pese a que él siempre ha buscado plasmar cierto dejo de polémica en sus trabajos, su labor ha sido aceptada y lo ha llevado a colaborar con marcas internacionales.